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Doce Notas Nº 43 (ref1)


Octubre - noviembre 2004


En portada:
Fotografía de Miquel Mont. (Pueden verse obras de este artista en la exposición del Espacio Distrito4 de Madrid. Plaza de las Salesas, 9, hasta el 16 de octubre de 2004).



PVP: 3,00€

Nº 43
octubre - noviembre 2004

6 Cartas a la directora.

Educación
9 Dosier Enseñar la Composición: 10 Darmstadt 2004, la retaguardia de la vieja vanguardia. Alberto C. Bernal.
13 Experiencias y testimonios. Los cursos y seminarios de composición. José Manuel López López.
14 Encuentro de Composición INJUVE. Mauricio Sotelo.
15 La Cátedra de Manuel de Falla de Cádiz. Manuel Ferrand.
El taller de sonido y música para cine. Eduardo Armenteros.

Opinión
16 La música en la Moncloa: La visita de la vieja dama. Selección de prensa: “Manifesto! Moncloa Sound System” Javier Díez Ena y Javier Adán Nieto.
18 Mordentes, Beethoven reencarnado. Juan María Solare.
19 En clave de estética. ¿Qué es la música? José Luis Nieto.

Instrumentos
20 Una “álvarez” para la historia. Guadalupe Caballero.
22 Luthieres en la Fiesta de la Música.
25 A vueltas con el fraude en la venta de instrumentos.
26 Horacio Piñeiro en Barcelona. Jordi Pinto.
28 Los luthieres exigen un museo de instrumentos.
I “Mostra de luthiers” en Cervera.

Otras secciones
30 Música y Medicina
- A tono: Problemas de embocadura (II). Jaume Rosset i Llobet.
- Patologías músculo-esqueléticas en la música instrumental. José Luis Linares.
32 Publicaciones: libros, partituras y discos.
42 Actualidad.
57 Agenda de Madrid.
61 Agenda Nacional.
64 Conciertos para niños.

Cuaderno de notas
(En páginas centrales)
1 La Joven Orquesta del Principado de Asturias en Berlín. Cosme Marina.
4 Los juegos infantiles, punto de partida del aprendizaje musical. Verónica Álvarez Sánchez.
6 IV Taller de música contemporánea para jóvenes.
7 Actualidad.
8 La Fiesta de la Música en fotos.
10 Nuevo curso, nuevos libros.
11 Cursos y Concursos.
15 Distribución y pequeños anuncios.

EDITORIAL
Mientras no se demuestre lo contrario, la composición musical sigue siendo un misterio. Se desconoce cómo se forman los compositores, ya que se da por hecho que los conservatorios ni se interesan por saber que no saben dónde está el problema (hay atisbos de excepción y prometemos informar de ello), y se desconoce qué tipo de actividad profesional es esa o, por hablar más prosaicamente, de qué viven.

El capítulo formativo hunde sus raíces en la accidentada trayectoria musical del siglo XX, pero como la realidad siente horror al vacío, han ido cuajando por las "Europas" y los occidentes unas iniciativas que han enlazado la triste cosecha de lo que un joven aprende en un conservatorio sobre composición con la trayectoria real de los creadores. Son los célebres cursos. De todos ellos, el de Darmstadt es ya leyenda, nacido tras la última Guerra Mundial, forjó una escuela que dictaminó cómo debía ser la composición en los años de acero de la Guerra Fría.

Con el tiempo, han ido floreciendo iniciativas de muy diversa configuración, pero siempre cumpliendo el mismo papel: poner a los jóvenes compositores en contacto con los maduros y, a ser posible, en el marco de instrumentistas cómplices que posibilitan la escucha de las obras. De ello habla nuestro dosier de este número: la reflexión crítica de lo que hoy día pasa en Darmstadt, o el repaso a algunas de las más interesantes iniciativas surgidas en España recientemente.


Pero queda la segunda parte, qué porvenir le espera al compositor. Aquí habría que hablar de vida profesional y, obviamente, de ingresos. De esto no hay dosier por hoy, pero tenemos salpicaduras. Por ejemplo, la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) acaba de suprimir las ayudas a los estrenos de composición clásica, no era mucho, pero menos es nada; y sobre todo muestra cuál es el talante de la actual dirección de la casa del autor en materia de creación clásica. Y si de talante hablamos, cómo no citar la impresentable reunión en el Palacio de la Moncloa con el Presidente del Gobierno y una "representación" de la música.

Mientras nuestra revista ha reivindicado el espíritu más amplio de la actividad del sector, organizando desde hace tres años en el Círculo de Bellas Artes de Madrid la "Fiesta de la Música" del 21 de junio, tal como se la conoce en toda Europa, y a la que este año se han sumado con gran éxito los Museos Nacionales de Antropología, Arqueológico y Ciencia y Tecnología, otros se caen del guindo de que eso del Día de la Música suena bien y promueven visitas "a la soviética" a la máxima autoridad del país.

El relato de esta visita por algunos invitados a hacer figuración sin frase, que recogemos en este número, es muy esclarecedor. Pero añadamos que la citada representación "de la música", forjada a imagen y semejanza del modelo de industria musical promovido por nuestros actuales gestores de derechos, deja a la música clásica (y a las clásicas de cualquier otro género musical) en situación de bochorno administrativo. Y ningún compositor clásico fue invitado, aunque sólo sea para que no recuerden que los que deciden qué es la música cuando se visita al Presidente son los mismos que han retirado la testimonial ayuda a la creación y estreno que prestaban. Y luego, ya se sabe que la culpa es de otros: pirateo, orquestas, programadores...