Doce notas - Música y DanzaDoce notas - Música y Danza
 
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Doce Notas Nº 48 (ref1)


Octubre - noviembre 2005


En portada:
Proyecto Bordergames. www.bordergames.org



PVP: 3,00€

EDUCACIÓN
9 Primeras Jornadas sobre las Escuelas Municipales de Música. Gloria Collado e Irene Fortea.
10 El papel de las Escuelas de Música. Elisa Roche.
14 Manifiesto sobre las Escuelas de Música: La música conforma los pueblos. Claudio Abbado, Vladimir Ashkenazy, Pierre Boulez, entre otros.
15 Manifiesto para la mejora de la Enseñanza Superior.
16 Las Escuelas de Música y Danza como alternativa social. Antonio Domingo.

OPINIÓN
18 Mordentes. El general Susvín va en coche al muere. Juan María Solare. Apostillas a “El general Susvín va en coche al muere" (de Juan María Solare). Iannis Eralos.
20 En clave de estética. Saturación. José Luis Nieto.

INSTRUMENTOS
21 Empecemos bien el curso, la puesta a punto. Jordi Pinto.
24 Guillem Gecubi, luthier en Barcelona. Jordi Pinto.

OTRAS SECCIONES
30 Música y Medicina:
La osteoporosis: cantidad y calidad del hueso en la danza. Mª Concepción Pozo Municio.
Articulación temporomandibular en las artes Escénicas.
34 Publicaciones: libros y partituras.
Grabaciones: En la frontera de Lavapiés. Jordi Claramonte.
Un Tannhaüser transparente. David Torres.
Contemporáneos. Sofía Martínez.
46 Actualidad.
62 Agenda de Madrid.
64 Agenda Nacional.
67 Pequeñas notas: L’Auditori de Barcelona, una lección para todos. Xavier Villalvilla | 68 Chiquillos filarmónicos. Lucas Bolado.| Música maestro: ¡a darse el gustazo! Paula Vicente. | 69 El deshollinador premiado (crítica). Elena Montaña.
Agenda.

Cuaderno de notas
(En páginas centrales)
1 En Portada. Entrevista a Marçal Cervera, maestro del violonchelo. Irene Fortea.
5 Actualidad.
6 La Fiesta de la Música en fotos
10 Publicaciones.
11 Opinión. En torno al borrador de un nuevo currículo de Grado Elemental y Medio en la Comunidad de Madrid. Juan Pagán.
12 Cursos y Concursos.
15 No me lo cuentes, cántamelo. Elena Montaña.
16 Distribución y pequeños anuncios.

EDITORIAL
Parece que la LOE está dando que hablar en los medios musicales. Y parece que la queja (porque hablar de educación musical es quejarse) visita medios de difusión de gran tirada y convoca a personalidades cargadas de Premios Nacionales. Para Doce Notas es una constatación de que “ciertos temas” no son una obsesión personal sino algo que interesa de veras a la sociedad. Repetimos, por si alguien lo lee, que es una amarga ironía tener que andar con el trabuco ante las noticias que nos llegan por parte del actual gobierno socialista tras haber aguantado ocho años (toda la vida de nuestra revista) al gobierno del PP en su antimusicalidad probada. Pero los hechos son tozudos y lo que nos depara la LOE (en música, que ningún sector privado, confesional, político o corporativo sume a sus alforjas nuestras quejas), se asemeja a nueva sequía en el casi desierto habitual. Y como todo el mundo tiene sus favoritos, no ocultamos que los nuestros son los logros de las Escuelas de Música, así como sus dolores son los nuestros. Y tras quince años de andadura en España, volvemos a constatar los claroscuros y tropiezos de la más fascinante aventura que se ha intentado en el terreno de la educación artística. Y aunque tenemos la sensación de repetirnos, habrá que volver a levantar la voz ante la sordera.

Primero, la educación musical de un país se mide, en primer término, por sus aficionados; una base fuerte de ellos es la condición necesaria para alcanzar un buen nivel profesional, pero es también la condición deseable para mejorar la calidad de nuestro civismo y la salud de nuestra comprensión de la realidad. Segundo, la formación de aficionados se logra (cuando ésta viene ofrecida como un servicio público y planteada con objetivos democráticos, o sea, de igualdad de oportunidades) en lugares como las Escuelas de Música o en entornos sociales de fuerte tradición.

Esto no es nada original, al contrario, empieza a saberse, sobre todo porque han sido muchas las Escuelas de Música que han alcanzado el éxito y han predicado con el ejemplo; pero resulta desesperante que los poderes públicos (todos), vean esto como operaciones de la casualidad y no sean pocos los que caigan en barbaridades cuya enumeración suele salpicar la vida de nuestras páginas. Las Escuelas de Música son un proyecto europeo (por lo menos) y nos brinda una identidad que falta nos está haciendo.

De mucho de esto se habla en las páginas de Educación de este número: ilusiones, logros, decepciones, pasos adelante y atrás, y la constatación de un estado de ánimo que podría ilustrarse como la frustración de ver que estamos jorobando un invento que parecía al alcance de la mano y que podría decirnos mucho sobre la madurez de nuestra sociedad.