Doce notas - Música y DanzaDoce notas - Música y Danza
 
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Doce Notas Nº 52 (ref1)


Junio - septiembre 2006



En portada: Instalación sonora de Xavier Charles.
Foto: © Emmanuelle Pellegrini.



PVP: 3,00€

EDUCACIÓN
7 La reforma del Grado superior de Danza. J. Arturo rubio.
11 Los grados medio y elemental de música en la LOE. Xabier Suquia.
14 La improvisación y sus complejidades. Félix Santos.
16 Qué significa “saber música”. Gabriel Rusinek.

OPINIÓN
19 En clave de estética. Realidad y fantasía. José Luis Nieto.

INSTRUMENTOS
21 El quai Branly, la nueva apuesta parisina por los instrumentos de música. Cristina Bordas.
24 Músicos y luthieres. Los dioses del Olimpo (y de Cremona) nos visitan. Jordi Pinto.
26 Polimúsica, sólo piano.
Madrid acoge a Microfusa.
28 Nace Atocha Musical.

OTRAS SECCIONES
29 Música y Medicina
Problemas de la embocadura (7): la distonía focal. Jaume Rosset i Llobet.

PUBLICACIONES
30 Libros, reseñas y novedades.
34 Partituras. Gerardo Fernández.
38 Grabaciones: La Corona de Aragón en cartel: Ángel Oliver y Antón García Abril. Jaime Arroyo Moya.

40 ACTUALIDAD
57 Agenda de Madrid.
60 Agenda Nacional.
64 Agenda Festivales.

PEQUEÑAS NOTAS
66 Temporadas europeas: la revolución Fátima Delgado
68 Trouble in Tahiti (crítica). Elena Montaña. 69 Cuentos de Andersen (crítica). E. M. Agenda conciertos en familia.

CUADERNO DE NOTAS
(En páginas centrales)
1 En Portada. “Improvisar para dialogar”: V Fiesta de la Música de Doce Notas.
4 El dilema de la Universidad Laboral de Gijón. Paula Vicente.
5 La fundación Albéniz renace en primavera.
Diez años de la Escuela Popular de Música y Danza.
7 Déjà Blues, partitura para piano. Obra de Juan María Solare.
11 VII Certamen Intercentros de la Comunidad de Madrid.

EDITORIAL
El verano es sinónimo de descanso y fiesta. Pero, en música, esto no significa pararse, a menudo es todo lo contrario. Por ejemplo, los festivales que nos inundan por toda la geografía española (y, por supuesto, internacional si uno quiere viajar recibiendo cultura), nos recuerdan que unas vacaciones pueden ser el momento más adecuado para oír música, ver ballet, ópera, teatro y un sinfín de cosas más. Y si hablamos de fiesta, Doce Notas ofrece este año su quinta edición de la Fiesta de la Música en Madrid el 21 de junio, una vez más en el Círculo de Bellas Artes (ver Cuaderno de Notas).

Y como este año la organización internacional de la Fête de la musique, con sede en París, no ha querido decidir en materia de temas, nosotros lo celebraremos con un auténtico homenaje a la improvisación, en el que entre otras cosas, se podrá participar en la instalación interactiva SoundSpace12 que, como su propio nombre indica, serán doce horas con sorpresas electrónicas y muchas cosas que recomendamos vivamente a nuestros lectores.

Esta instalación forma parte, además, de los actos que estamos celebrando por nuestros diez años de existencia; actos de los que recordamos que ya llevamos dos magníficos conciertos celebrados en la sala Bar&Co de Madrid, y donde hemos demostrado que un bar de copas puede acoger actos auténticamente dodecafónicos sin que pase otra cosa que un apreciable éxito.

Pero tampoco nos olvidamos de que hay cosas muy serias que acontecen en nuestro horizonte, especialmente el más querido de nuestras páginas: el educativo. Y aunque la inminencia de las vacaciones nos pida otra cosa, nos vemos obligados a hacer de “pepitos grillos” y recordar que el tiempo pasa y que estamos retrasando mucho los deberes, especialmente los que deberíamos realizar para adaptarnos a la legislación del Tratado de Bolonia, que fija un espacio educativo europeo.

En concreto, nos quedan tres años para el temido 2009 y hay ámbitos, como el de la legislación en la educación de la danza, cuyo melón está todavía sin abrir. Y como nuestro país ya forma parte de los serios, aunque no pocos responsables atrapados en las grietas de la burocracia administrativa todavía duermen el dulce sueño del “aislamiento”, ya no tenemos mayores excusas para asumir nuestras responsabilidades.

¿A qué esperamos para reformar el currículo del Grado Superior de Danza? Y si esto, que sabemos que hay que hacerlo, nos pilla pensando en las musarañas, nada digamos de dar pasos más allá de los mínimos; por ejemplo, reflexionar sobre las salidas profesionales de ese importante sector, en el que las decepciones pueden hacer estragos cuando los brutales esfuerzos realizados para hacer del cuerpo una máquina expresiva no dan todos los frutos que la lógica del espectáculo exige.

En suma (y eso vale igual para la música), no podemos formar a profesionales durante los mejores lustros de su vida, para que no tengan nada que hacer si luego no son los mejores. Hacer un gran país es sacar el máximo partido de lo que se invierte en formación.

Pero, hagamos una pausa, que este verano vamos a tener Mozart y sol por todas partes.